A pesar de haberme criado en un pueblo rodeada de vida relativamente rural, soy demasiado urbanita o al menos llevo años de mi madurez viviendo como tal y nada como una aventura mochilera para terminar de confirmarlo. Señores, yo no tengo piel de alberguista.
Categoría: La madre del monillo
Azul y amarillo son colores de pillo
Que llueva que llueva la virgen de la cueva…esta canción la cantaba yo en verano, sí sí, en verano y con mi familia materna en peinetaland. Más que nada porque si la cantaba en tierra patria me corren a boinazos y con razón 😉
Dos años y 500 noches
Diez minutos faltaban para las nueve de la mañana cuando te dignaste a aparecer, después de tenerme 17 horas esperándote. Como verás eso es amor incondicional y lo demás tonterías. Después te pasaste 5 horas pegada a mí, lo que yo no sospechaba es que aquello iba a ser un preludio de tu tendencia a ser mi sombra noche y día. La veneración materna empezó justo en el momento en que me inyectaron la epidural y sospecho que desaparecerá a los 18, cuando otros ojos más intensos que los tuyos te maten con la mirada.
Temporada estival
Siguiendo la costumbre de cada año, este no iba a ser menos, aquí va mi post de “cerrado por vacaciones” que es de mala educación irse de casa sin despedirse 😉 Si es por leer, mejor llevaros un libro y si lo que queréis es no echarme de menos, tan sencillo como seguirme en Instagram, es lo único que seguirá en servicios mínimos al igual que FB. Que tampoco es plan de quedarme sin poder hacer terapia con nadie. Porque las vacaciones con niños se las traen…
Verano Minimalista
Qué valor tengo con el título del post, lo llega a ver el padre de las criaturas y primero se ríe y luego me dice que no me pase. En fin, el caso es presentaron mis trucos como madre segundona de bebé para hacer un poco más compacto el verano y su momento cachivaches. De ahí a que el maletero sea de aires minimalista me haría falta un milagro, pero lo de los gordos. Hoy vengo con la sana intención de presentaros algunos de los básicos desde mi experiencia como madre, no como experta, pero por si a alguien le sirve ahí queda la información.
La Manada, mi salvación
A neskatilla le queda un escaso mes para terminar con una experiencia de crianza muy especial, en la cual hemos aprendido las dos y hemos podido compartir una manera diferente de conciliar la vida. Quería hablaros sobre ello en el blog, pero no me alargaré ya que he tenido la suerte de poder aportar mi experiencia en una entrevista que me han hecho para la publicación digital Bebes y Más. Antes de poneros el enlace para que lo leáis y os enteréis, os quiero hacer un pequeño resumen de lo que ha supuesto para mí una elección en la crianza de mi segunda hija.
NEGACIÓN Y RESIGNACIÓN
Mis hijos se llevan la friolera de cinco años y medio, sí, digo friolera porque es un margen de maniobra que no recomiendo personalmente. Cada uno es libre de hacer lo que quiera pero nosotros ya estamos empezando a saborear las mieles de tener un niño altamente acoplado a la vida moderna, cuando volvimos a los pañales… 3 años es lo que tendría que haber cuajado leñe o cuatro como mucho 😉
Gen Búho
El post de hoy es de esos de pura terapia maternal, cuando sé de sobra que hay más de una y que lo mío con el tiempo tiene cura, pero o lo cuento o reviento. En esta vida las personas están llenas de virtudes y defectos, por no decir que cada uno tiene sus vicios o necesidades. Yo confieso tener la virtud de poder estar dormida, si me dejan, hasta las 11 de la mañana y como vicio confesable tengo la necesidad 8 horas de sueño. Hasta aquí todo correcto.
Libros, rosas y amigas
Estaba en mi penúltimo de año de la Universidad cuando un 23 de abril sonó el timbre del piso de estudiantes. Era una flor, un libro y una carta llena de amor para mí. En ella el que hoy es mi pareja me quería trasmitir lo importante y especial que era esa fecha en Catalunya y lo que le gustaría poder compartirla conmigo. En cierta manera entendí que para ellos era como San Valentín, pero con regalo estipulado y maravilloso, rosas y libro.
The Best Big Brother
Últimamente cada vez que estoy cámara en mano o pasando unos días en familia me pongo muy reflexiva, analizo, pienso y saco algo que tenía olvidado o que simplemente el estrés del momento no me estaba dejando ver. Qué importante es a veces pararse y mirar con distancia o detenimiento. Ya sabéis que no tengo hermanos y no los tendré (soy atea y no creo en los milagros). Tener a mi segunda hija ha supuesto poder disfrutar y observar ese fenómeno que en su día seguramente añoré. Y digo seguramente, porque prometo no recordar con claridad si fue algo que echará mucho de menos o me creara frustración alguna. Y en confianza no me imagino otro y otra como yo, soy muy intensa y he tenido que dar yo guerra por un tubo.