Navidad pa que te quiero

Alegría y alboroto ya llegó la Navidad y el perro piloto. Digo yo que quien inventó las Navidades lo que es antisocial no era, le gustaba el motrollón, aglometaciones y tenía cierta tendencia romana, por eso de las comilonas. Pues os recuerdo que solemos defender la dieta mediterránea, la vida slow y descubrir sitios con encanto (léase perdidos de la mano de Dios y sin gente).

Llega el 1 de diciembre y nos abduce el espíritu navideño, caminamos con aire grácil cual renos, dejamos las cuentas tiritando para que sean conscientes de que es invierno y ya que estamos competimos con papá Noel en llenar el buche. Perooooo volvemos a ser niños o eso dicen.

A mí lo que me preocupa es el espíritu recolector o tremendista, léase se acaba el mundo. Nunca he entendido el tema de comer hasta reventar y mi último análisis es que pal 31 toca terminar con las viandas de ese año porque se caducan, o algo así. Por no hablar que sino revientas parece que hagas el feo.

Nuestro cuerpo no nos abandona porque no puede ; vamos dos semanas antes ramadán pa hacer hueco y dos semanas después limpieza extrema detox, y digo yo no es mejor buscar un punto medio. Pero claro cualquiera le dice a una madre o una suegra que no quiere más, por no hablar del momento competencia oculta. Que tal chata, que tal habéis comido, que había??? Ojo es pregunta trampaaaa, piénsatelo, tus palabras no caerán en saco roto. Si le dices a tu madre que las croquetas de tu suegra estaban buenas, en Nochevieja pondrá los tropecientos entrantes que tenía pensados más croquetas. Hay que ser políticamente correcto, léase: todo bien, lo de siempre ya sabes, entremeses, sopa, carne, lo típico mamá…cúrate en salud y en kilos.

Luego está el momento me divorcio, me separo, me tele transporto o me divido. Hoy a tu casa, mañana a la mía, no donde mi tía, le toca a mi hermana…yo señores estoy por tocar el timbre al vecino y listo, total seguro que uno arriba uno abajo no lo notan. Esa necesidad de juntarse todos, porque parece ser que el resto del año estamos aislados cual ermitaños. Amaros, veros, compartir y comer durante 360 días al año así luego no tienes que hacer una maratón en 5 días. Vamos que parecemos atletas de alto rendimiento. Las navidades llegan a ser comparables a un triathlón.

Yo si me dejaran, me ponía en el sofá con un cortador de jamón a la derecha  y un expendedor de bombones a la izquierda y una maratón de pelis. Debajo de los pies una buena botella de champagne fresquita y cuando pasen las navidades me sacáis del retiro espiritual peinetero.

Pero la realidad es que tengo que comprar algún regalo que otro aun, que tengo que hacer maletas de invierno, montar un árbol, mandar postales navideñas, empaparme de espíritu y principalmente hacer hueco en mi cuerpo para ingestas romanas. Lo de preparar la mente para el momento la familia reunida siempre permanecerá unida, lo he dejado en manos del destino, del buena hacer y esa paciencia tan abundante que suelo tener, no voy a pelearme ni nada, pero oyes estamos en Navidad, alegría.

La Navidad estresa, mucho más de lo que creemos, produce melancolía a mucha gente y sobre todo te deja el bolsillo chupado y la tripa inflada. Conticoneso toca celebrarla, disfrutarla y compartirla con tus hijos, que no entienden de cerebros adultos, y además esos días llevan un chute extra de duracel ,que hace que las jornadas sean maratonianas.

Feliz Navidad gente y a disfrutar! Fdo: Grinch Peineta